El optimismo siempre por bandera, pero no podemos negar que ha sido un año difícil, otro más, para la olivicultores
Ahora que ya tenemos nuestra cosecha a buen recaudo y convertida en aceite compartimos con vosotros un pequeño balance de lo que ha sido la campaña de la aceituna este año.
Tuvimos sequía y temperaturas demasiado altas en un momento clave como es la “cuaja” y esto trajo muchas aceitunas sanjuaneras ( diminutas) que se quedaron a medio camino y acabaron cayendo para San Juan. El olivo, muy sabio, descarta las que tiene claro que no va a poder mantener por el estrés hídrico con el que llegó a Junio.
En Nombre Propio no somos inmunes a nada de esto y admitámoslo, los que nos dedicamos a esto tenemos una fábrica a cielo abierto en la que muchas cosas escapan a nuestro control. Así es la agricultura. Nuestra cosecha de oliva ha sido un 30% menor que el año pasado, pero la mejora del rendimiento graso frente al anormalmente bajo del año pasado, ha permitido que la caída en producción de aceite se haya quedado en “sólo” un 19%.
Por otra parte, soportamos factores negativos lejanos al olivar… costes de producción disparados por una inflación galopante en los precios de la energía, abonos doblando su precio y cuellos de botella en la producción post-covid de equipamiento y materiales auxiliares.
Como decimos, la tormenta ha sido “casi” perfecta, pero no perfecta del todo, porque algunas buenas noticias también tuvimos.
La calidad, comparada con otras zonas que esperaron demasiado para cogerla, ha sido excepcional. Estado sanitario casi perfecto con nula afectación por mosca y un índice de madurez ideal para la recogida. Y como siempre, gracias a nuestra recogida temprana, el 99% del fruto seguía colgado del árbol.
Este año probamos a dar dos pasadas con los Vibros / Paraguas y de esa forma dañar lo menos posible nuestros olivos. Vibrar 15-20 segundos y a tirar millas. Luego, 3 semanas después, un repaso y se acabó la cosecha.
Como se dice en el campo, cuando miras al olivo en Noviembre le estás viendo dos cosechas, la que estás apunto de recoger y la del año siguiente. Así que, aunque nos pedía el cuerpo intentar tirar de golpe todas las aceitunas al paraguas, fuimos con cuidado con dos pasadas de paraguas y pegando menos meneo en cada una de ellas.
Esperamos que esos brotes que hemos salvado para el año que viene nos regalen una mejor cosecha.
Por aquí os lo contaremos