Olvidar, sacar conclusiones, aprender. Verbos que se nos agolpan en la cabeza cuando pensamos en nuestro año agrícola en el olivar.
2020 y 2021 instalaron la queja continua en mucha gente y en muchos campos. Es verdad que el tremendo golpe que supuso la pandemia del COVID19 formó una especie de tormenta perfecta para que al ser humano se le hiciera más difícil seguir con su día a día. Algunos se quedaron en el camino.
El sector agrícola, básico en la producción de alimentos, se consideraba actividad esencial y con mayor o menor dificultad pudimos trabajar los campos y en nuestro caso, transformar las aceitunas en un AOVE de los muy buenos.
Además la sociedad tomó conciencia, al menos durante ese período, de la importancia de tener un sector primario sano y solvente en un país. Ecología, cambio climático, sobre-explotación de los recursos naturales, dependencia del exterior entraron con fuerza en el debate público. Los primeros eslabones de la cadena de provisión que llega hasta tu supermercado de barrio tomaron forma de repente en los telediarios y en las conversaciones de sobremesa.
Y así empezamos 2022 con ánimos renovados y optimismo, como los productores y transformadores agrícolas que llenamos tu despensa.
Y llegó Mayo.
Nos ha jodido mayo con las flores, ese dicho tan de aquí, cuando alguien dice una obviedad.
Pues no, nada obvio ni que nos esperásemos, lo que hizo Mayo fue precisamente joder las flores con una brutal ola de calor, la primera de varias, justo cuando esas flores estaban recién cuajadas y podían empezar a transformarse en un fruto.
Teníamos una trama prometedora, marzo y abril habían traído una pluviometría muy positiva y los olivos se nos llenaron de flores. Pero cuando nos las prometíamos felices el termómetro pasó la barrera de los 33-35 grados según zonas y en el sur La Mancha la cosecha de aceituna empezó a ponerse en serio peligro
Estábamos tan sólo en la tercera semana de Mayo ¿ Recordáis el calor y esas nubes de arena que provenientes del Norte Africa, cruzaron la península y llegaron hasta las playas del cantábrico?
Pues si llegaron ahí es porque la ola de calor vino acompañada de fuertes vientos del sur. Un solano que quemó las flores y dejó al olivar muy debilitado a las puertas del verano. Prueba a ponerle un secador de pelo a tus geranios del balcón. Ese fue el efecto.
Hoy, con la recolección terminada, podemos decir que el volúmen caerá en nuestra zona por debajo del 40% de una cosecha normal. En nuestro caso, aún más. Una pena, pero seguiremos mirando para adelante. Al menos la calidad y el tamaño de los frutos ha sido inmejorable con cero afección por mosca y un muy buen rendimiento graso.
Salud y buenos alimentos.